“A partir del tratamiento Equilios me siento mucho más tranquila, en parte porque lo del exterior no me afecta tanto y no me desestabiliza como antes. Ahora soy capaz de pararme y observar lo alterada y rabiosa que está la gente en general, y pienso: “Eso no es mío, yo no tengo nada que ver con eso, yo estoy bien”. Esta nueva actitud me ha hecho mejorar mucho mis relaciones, porque ya no entro “al trapo” en las discusiones. En consecuencia, me canso menos y llego a casa de mejor humor. ¡No era consciente de la energía que gastaba en esas cosas! Ahora descanso mucho mejor, y si por casualidad me despierto vuelvo a conciliar el sueño, y mi cuerpo está más desinflamado y ligero”.

“Llevaba tiempo cuidando mi alimentación y haciendo formaciones de crecimiento personal, pero no terminaba de estar bien conmigo misma, ni física ni emocionalmente. Sentía que la vida iba muy rápido: ya había cumplido los 50 y no me había dedicado tiempo a mí misma. Así que me dije: “ahora me toca a mí”. Decidí hacer una sesión con Mónica a ver qué me contaba para mi “tripón”. Me escuchó, y para mi sorpresa, lo primero que me preguntó es : “¿Qué quieres tú para ti?” Nunca me lo había planteado. Ella me propuso comenzar con una sesiones de radiofrecuencia para perder tripa rápidamente y luego pasar a Equilios. La experiencia no ha podido ser mejor: no solo me siento más ligera y he perdido peso. También he encontrado mi forma de alimentarme, he recuperado la alegría e ilusión y he aprendido a posicionarme sin generar conflicto, ante familiares y jefes a los que estaba sometida hace muchos años. He aprendido a poner mis límites. Me siento fuerte, contenta, con ilusión, y la gente me pregunta: “¿Pero qué te has hecho? ¡Qué guapa estás!” Y les digo: “Ah, vete donde Mónica”.